El clásico santafesino ha tenido capítulos memorables que quedarán grabados en el recuerdo de todos. Pero hay un año en particular que cambió para siempre la historia del fútbol local: 1989.
Por la posición final en el Torneo Nacional B 1988/1989, los equipos de la ciudad tuvieron la posibilidad de disputar el reducido para ver quién se quedaba con el segundo ascenso a Primera División. Cada uno fue haciendo su propio camino hasta que ambos se encontraron en la final del Octogonal.
Sí, Tatengues y Sabaleros mano a mano por un lugar en la máxima categoría del fútbol de nuestro país: sólo uno podía quedarse con la gloria y el otro con las manos vacías. Dos finales a todo o nada.
El 22 de julio se jugó el primero de los dos partidos: en el Estadio Centenario fue victoria de Unión por 2 a 0, con goles de Gustavo Echaniz y Ricardo Altamirano, dejando al Tatengue con un pie en Primera y quedándose con un triunfo histórico.
Y aunque el final de esta historia ya es conocido por todos, una frase de los hinchas tatengues viene bien para cerrar la nota: “Todo Santa Fe lo recuerda, sólo Unión lo celebra”.