Es una realidad que, tarde o temprano, les llega a todos los deportistas de elite. Aquel momento en donde se decide dar un paso al costado y retirarse después de años y años dentro de una cancha y pensar al mismo momento cómo seguirá la vida el día después. Así lo vivenció Pablo Aimar. El Payasito colgó los botines definitivamente en el 2018 luego de un corto paso final por Estudiantes de Río Cuarto y contó cual fue su sensación.
“Yo disfruté mucho ser jugador. La parte del vestuario. Parezco serio pero siempre estoy riéndome o tratando de pasar un buen rato. Para mí el fútbol fue eso, fue mi lugar. No pensé que el retiro lo iba a sufrir tanto”, sostuvo.
Aimar destacó la importancia de seguir en movimiento y mantenerse involucrado, en su caso, con las Juveniles de la Selección Argentina. “Laburar con los pibes te ayuda a amortizar el golpe. Si no, te jubilás a los 35 años, es una locura. Te volvés loco. Hay mucha sangre caliente todavía como para tener tantas horas libres. Necesitás que te funcione la cabeza”, expresó.
Por último, aseguró que la decisión del retiro es principalmente física. “El cuerpo se retira primero, la cabeza del futbolista no se retira nunca. ¿Sabés las jugadas que veo ahora que no puedo hacer? Las veo a todas con mis amigos. Digo: ‘Tengo que ir acá y la toco al costado’, jaja”, comentó entre risas.
Fuente: Diario Olé