La pelota sigue sin rodar y la crisis económica de los clubes por falta de ingresos es cada día más preocupante para los socios e hinchas. Si bien es cierto que a causa de la pandemia, los problemas financieros se profundizaron, hay que decir que por el lado de Rosario Central dichos inconvenientes vienen de mucho tiempo antes.
A comienzos del mes pasado, los registros del BCRA indicaron que el club tiene más de 133 cheques rechazados por una suma que supera los 113 millones de pesos ubicándose segundo en el indeseable podio detrás de San Lorenzo de Almagro.
Además, la deuda con el Banco Municipal (uno de los principales financistas), se incrementó en un 30% desde el inicio del año 2020.
Los dirigentes salieron a tratar de explicar la situación y el principal argumento que esgrimieron fue la pandemia. La excusa pierde fuerza y credibilidad cuando desde el BCRA informan que los primeros cheques fueron rechazados en el mes de julio del 2019 aunque el pico de emisión se dio entre marzo y abril del corriente año y cuando el tesorero, Adrián Raguza, manifestó “no tener los números exactos de la deuda”.
El presidente, Rodolfo Dipollina, dijo que “Central es un club vendedor y que los últimos libros de pases fueron deficitarios pero que todo se arreglara cuando se pueda vender a algunos futbolistas”.
Uno de los montos superiores de toda la deuda, tiene origen el los pases impagos por varios jugadores al club Unión de Santa Fe. Dicha suma ronda los 900.000 dólares y si bien en las últimas semanas Central realizó algunas transferencias, no se llegó a cubrir ni el 10% de la deuda total. Por esa razón y por las palabras emitidas por Dipollina al pretender saldar la deuda en futuros libros de pases, es que desde Santa Fe empezaron a evaluar la posibilidad de inhibir al club rosarino.
A todas estas dificultades económicas y a la mala gestión de los recursos, hay que agregarle que bajó considerablemente el ingreso por cuota societaria, que no se pudo actualizar el valor de las mismas, que la venta de abonos fue casi nula por no haber competencias y que se estima un aproximado de medio millón de dólares que no ingresaron desde algunos sponsors aunque todo lo detallado se irá recuperando paulatinamente cuando regrese el fútbol.
Los hinchas de Central exigen transparencia y conocer el verdadero estado en el que se encuentra la institución, algo que los dirigentes deberían haber comunicado hace tiempo.