“El pibe que se fue de Mercedes, el que maduró vestido de Ferro, el inquieto que siempre desafió el confort que tienen muchas zonas del fútbol para buscar crecer, el que creyó que podía colgar su primer estrella cubierto del rojo y el negro del Barrio Centenario antes que muchos, el que se fue sabiendo que nunca se terminará de ir pero que era el momento de hacerlo, el animal del juego, el incondicional compañero, el inconformista ser humano y el sensible integrante de ese mundo llamado familia. Hay muchos Federicos dentro de Lértora. Permítanse conocerlos, un poco al menos, a todos. Pasen y vean. Vale la pena”.