fbpx
Connect with us

Más deportes

Diego Armando Maradona, eterno serás siempre

Sensaciones encontradas tras la desaparición física del mejor jugador de fútbol de este planeta.

Published

on

Promediaba el mediodía en Argentina y la noticia de lo inevitable, corrió tan rápido que me sorprendió, me paralizó, quedé tirado como los rivales que se te cruzaban en el camino y vos los gambeteabas. Todos, sin excepción, nos quedamos con menos reacción que Shilton cuando lo madrugaste con tu picardía de potrero en el ’86.

Me entró la duda, me preguntaba si era cierto lo que estaba escuchando, quería certificar que todo haya sido un error y la esperanza de que eso suceda, se esfumaba a medida que pasaban los minutos. 

Los insultos al aire, bien al estilo del hincha futbolero, no tardaron en salir expulsados desde mis entrañas. La mirada perdida, en busca de la explicación a lo absurdo. Los interrogantes me invaden más que los alemanes y el atorrante de Codesal en aquella final del ’90… ¿Y ahora qué? ¿Cómo hacemos? ¿Porqué te fuiste tan pronto? ¿Se terminó? 

ENTRE DIOSES

Fuiste bautizado como el “Dios del fútbol” y dentro de la cancha, manejaste los tiempos siempre a tu antojo y lo hiciste perfecto. 

Pero, solamente Dios Padre, maneja los tiempos de cada uno de nosotros en nuestras vidas y Él dispuso que te vayas a hacerle compañía. 

Claramente, tendrás allá esa paz que en este mundo no lograste y te volverás a abrazar con doña “Tota” y con “Chitoro”. En la tierra, fuiste a la zurda más que diestro, pero allá, siempre a la diestra del Señor. Acá es donde me surge un nuevo interrogante, esta vez, más místico… ¿resucitarás al tercer día? Mi interior desea que así sea y la realidad me da el golpe necesario para que reaccione, me caiga la ficha y te empiece a extrañar.

ÚNICO E INIGUALABLE

Rompiste los moldes, los mitos y las estructuras del fútbol, convertiste lo difícil en algo tan pero tan simple que por esa razón fuiste el mejor de todos dentro del ámbito del deporte donde hubo, hay y habrá muchos talentosos, pero acá sí que no hay lugar para interrogantes ya que, afirmativamente, fuiste superior a todos.

Además de la belleza en tu estilo dentro de las canchas, le agregaste tus luchas y tus convicciones fuera de ellas combatiendo a los miserables que convirtieron al fútbol en una “picadora” de seres humanos. Pateaste al sistema, diste nombres y apellidos y el tiempo te dio la razón aunque también, te las hicieron pagar.

IDILIO, AMOR, FANATISMO E IDOLATRÍA

Saliste campeón del mundo con la selección juvenil el mismo año que nací. Tus primeros pasos en el fútbol en Argentinos Juniors y Boca no pude apreciarlos, tu época en Barcelona, y el mediocre mundial en España tampoco.

El idilio comienza a mis casi ocho años cuando te ví “barriletear cósmicamente” en México y supiste cuanto pesaba la copa del mundo cumpliendo tu sueño y el nuestro.

Después, aprecié esos años dorados que tuviste en Napoli en el que enfrentaste a mi amado Rosario Central en un duelo de campeones y sabés una cosa, también me diste alegrías siendo rival, ya que demostraste que eras humano y Lanari te atajó el penal (claro que lo celebré eh, pero respetuosamente porque eras vos el que había fallado).

En el mundial 90, se acrecentaba el amor y sufrí cada patada que te daba algún camerunés como si me la dieran a mí. Me salí del reglamento cuando metiste otra vez la manito para que la Unión Soviética no convirtiera, entramos a octavos por la ventanita ante los rumanos. Todo seguía siendo difícil, Brasil nos peloteaba y vos frotaste la lámpara para que festejemos, te ataja el penal el yugoslavo pero pasamos, dividiste a los “tifosis” italianos, te enojaste porque muchos de ellos nos silbaron el himno y en los penales, se la tocaste a Zenga contra un palo con clase y sutileza para llegar a otra final, en la que soltaste lágrimas de impotencia por la injusticia sufrida ante Alemania.

El Sevilla y algunas “roscas” con el doctor Bilardo, tu llegada a Newell’s, ¿pero como puede ser Diego?… está bien, deja, no pasa nada, te voy a ir a ver igual, total mi condición de “canalla” seguirá intacta tanto como mi cariño por vos.

El regreso a la selección del “Coco”, era repechaje con Australia y tuve que madrugar para verte robar una pelota y ponérsela en la cabeza a Balbo para llevarnos a otro mundial, ese que se jugaba en tierras enemigas, donde te estaban esperando, y al que llegamos como candidatos con un equipazo. 

Tu golazo a los griegos, fue el último en mundiales. Arrancamos bárbaro pero, afuera de las canchas, estaba escrito otro final para vos y para nosotros. Te la cobraron los sinvergüenzas. Cuánto lloré aquella vez, por lo que te hicieron, por lo que nos hicieron. Era adolescente y “huevon” ya, pero me desplome ante tanta mugre junta. 

Más tarde, volvés a Boca, pude ir a ver los partidos que jugaste en Rosario. Uno contra Central, (donde otra vez tenerte como rival, fue hermoso, ya que el “rifle” te ataja el penal y de yapa, el rebote) y el otro contra Newell’s (se jugó en el Gigante). 

Me acerqué a saludarte, entraste raudamente junto a Caniggia, te agarré del mentón, chocaste mi mano y me hiciste feliz otra vez. ¿Es para tanto? Sin dudas que lo es. Sensación única.

Tu retiro y despedida del fútbol, con tu famosa frase la pelota no se mancha fue un día diez de noviembre, en el que además de ser el día de la tradición, es el día de mi natalicio, te das cuenta que sos muy grande Diego. Imaginate lo que significaba para mí. Sensación única bis.

Tus etapas como DT en Mandiyú y Racing, las pase por alto, pispeaba para ver qué onda, pero sabía que seguías con los cortos puestos. 

En la previa de Sudáfrica 2010, por vos, me acerqué nuevamente a la selección cuando elegiste enfrentar a Brasil en el Gigante de Arroyito por las razones que vos mismo expresaste.

Luego, por seguirte, me enteré que los “ensabanados” de Emiratos tenían fútbol además de mucha guita, posteriormente, descubrí la segunda división de México con Dorados de Sinaloa y los enfrentamientos a equipos con nombres de animales. 

Como DT de Gimnasia, se te veía feliz, volviste a Rosario en Octubre del año pasado para enfrentar a Newell´s, te esperaban muchos hinchas de los “primos” en las inmediaciones del hotel pero nada impediría que vaya yo también a recibirte, si al fin y al cabo, sos de todos.

Repetí la misma acción en febrero de este fatídico 2020, en la previa del partido con Central, donde te encontraste con el “Trinche” y en el partido, me ubiqué detrás de tu banco en lo que sería tu última visita al estadio centralista. ¿Quién se podía imaginar que hoy, vos Maradona estés junto a Carlovich nuevamente, pero lejos de este mundo? Dos cracks.

De mi parte, me queda agradecerte eternamente por las alegrías brindadas a través del deporte más popular y pasional del mundo, por apoyar siempre al resto de los deportes argentinos y también por muchas de las causas en las que te involucraste en otros ámbitos.  

Debo decir que soy un privilegiado de haberte visto en tiempo real y te juro que las sensaciones que generabas, nadie nunca jamás, podrá igualarlas

Una parte mía, murió con vos, que en paz descanses Diego, eterno serás siempre.

Continue Reading
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Trending